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Posts Tagged ‘Estructura productiva’

En julio de 2011 la XV Conferencia de la Asociación de Sociología de la Educación se celebró en Granada, a la que acudimos mi compañero Sergio Andrés Cabello y yo con varias comunicaciones y esta ponencia que presenté en la primera mesa plenaria. He actualizado algún dato hasta 2012 y pese a Wert y sus acólitos intentando enmascarar con la LOMCE las tasas de abandono prematuro o las tasas de idoneidad, o ya sin tapujos los datos de desempleo juvenil la ministra del ramo, la realidad se aleja bastante de la euforia presente en el discurso de los consejeros de educación que se suceden en el Gobierno de La Rioja

Abandono escolar y mercado de trabajo

El 7 de diciembre de 2010, el Consejero de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de La Rioja, Luis Alegre Galilea, hacía públicos los primeros datos del Informe PISA en su edición del 2009[1]. Los resultados del mismo situaban a La Rioja entre las cinco primeras posiciones en las materias evaluadas, refrendando el escenario de anteriores ediciones. Así, y como veremos más adelante, La Rioja ocupaba el tercer puesto en “Comprensión Lectora” (empatada con Cataluña), el quinto en “Matemáticas”, y el segundo, con los mismos puntos que Navarra, en “Competencia Científica”, superando en los tres casos tanto la media española como la de la OCDE[2].

Este indicador es uno de los más empleados para señalar la situación de la educación obligatoria riojana. Pero, otros datos nos muestran una cara menos “amable”. Si La Rioja resulta una región puntera por sus resultados académicos situándose en cifras similares a las de las Comunidades Autónomas de su entorno, no ocurre lo mismo con los datos relativos al abandono escolar que presentan unos números en general más negativos que las regiones limítrofes, situándose en torno a la media nacional, cuando no por debajo.

En 2009 el 32,7% de la población de 18 a 24 años no había completado la Segunda Etapa de la Educación Secundaria ni seguía ningún proceso de educación o formación[3]; en ese mismo año, sólo el 61,4% de la población de 20 a 24 años había completado esa Segunda Etapa de la Educación Secundaria, cuando en las Comunidades autónomas limítrofes del País Vasco lo habían realizado el 76,9%, en Navarra el 74,4%, en Aragón el 68,7% y en Castilla y León el 68,7%[4]; y, para finalizar, el porcentaje de repetidores en el conjunto de la Educación Secundaria era del 13,12% en el curso 2008/2009, también superior a las regiones de su entorno, excepto Castilla y León, con un 14,16%[5].

En el año 2012, la tasa de abandono escolar prematuro ha vuelto a bajar en España alcanzando una cifra del 24,9%, cuando en 2005 todavía registrábamos un 30,8% y un 28,4% en 2010. La bajada de la cifra de fracaso escolar en España es fundamentalmente consecuencia de la crisis económica que vive nuestro país y no obedece, lamentablemente, a cambios en el sistema educativo, tan necesarios para atajar la raíz del problema. Los hombres jóvenes españoles tienen una tasa de abandono escolar todavía más elevada con un 28,8% en 2012, mientras que en el caso de las mujeres la cifra es del 20,8%. Con ello prácticamente duplicamos el promedio europeo del 14,5% y queda claro que hay que redoblar los esfuerzos por reducir el abandono prematuro del sistema educativo en nuestro país.

Levemente por detrás de España figuran Malta (27,5%) y Portugal (27,1%). En Italia la tasa baja al 20,5%. Rumanía registra un 18,0% y Chipre un 16,5%, al tiempo que el Reino Unido, Letonia y Bélgica se sitúan en torno al promedio de la UE.

En Grecia el abandono escolar prematuro entre los hombres jóvenes alcanza un 13,7% y en Francia un 13,4%. Irlanda y Alemania comparten cifras levemente por encima del 11%, mientras que Dinamarca, Luxemburgo y los Países Bajos superan el 10%. Suecia (8,5%) y Austria (7,9%) son los países de la antigua UE-15 con el menor problema de fracaso escolar entre los hombres jóvenes, mientras que las menores tasas de toda la UE-27 corresponden a la República Checa (6,1%), Eslovaquia (6,0%) y Eslovenia (5,4%).

Por lo tanto, ¿qué ocurre en La Rioja para que su sistema educativo se encuentre entre los más competitivos de España en cuanto a resultados académicos, pero arroje cifras de fracaso y abandono escolar alejadas de esta supuesta “excelencia educativa”? Esta situación ha llevado a algunos autores a plantearse esta paradoja: “Es particularmente llamativo que siendo los resultados educativos de Castilla y León y La Rioja casi tan buenos como los de Finlandia, sus tasas de fracaso escolar administrativo son prácticamente del cuádruple y del séxtuple, respectivamente. Deben ser de los lugares del mundo donde es más difícil obtener el título mínimo de educación obligatoria”[6].

Además, el caso riojano también contrasta con una serie de indicadores económicos que lo sitúan en las primeras posiciones de las regiones españolas. Así, el Producto Interior Bruto per cápita de La Rioja en 2010 era de 25.020 €, ocupando la quinta plaza y superando las medias española y de la Unión Europea[7]; y La Rioja fue la cuarta región con menor tasa de paro en el primer trimestre de 2011 con el 16,15%[8]. Sin embargo, como veremos también posteriormente, en La Rioja los datos de ocupación juvenil son muy inferiores a los de la media nacional y a los de las comunidades limítrofes.

Intentar responder a estas cuestiones nos obliga a tener en consideración diversos factores y variables específicos de La Rioja que nos pueden ayudar a encontrar otra explicación distinta a los procesos que se dan más o menos de manera similar en el conjunto del Estado y el resto de las regiones. Así, no hay que olvidar las características territoriales de La Rioja en lo que hace referencia a la concentración de la población y de las actividades económicas; la propia estructura productiva de la economía riojana y el impacto del fenómeno de la inmigración.

En resumen, una región que alcanza grandes resultados en su rendimiento académico, si nos atenemos a las cifras del Informe PISA, que se sitúa entre las más ricas de España, pero que cuenta con fracaso y abandono escolar muy elevado en correlación con las altas tasas de paro juvenil y las bajas de ocupación de este grupo de población. Así, y a tenor de estos puntos de partida, cabrían hacerse una serie de preguntas a añadir a las que ya hemos señalado inicialmente: 1º) ¿cómo influye la estructura productiva riojana en las tasas de fracaso y abandono escolar? y 2º) ¿qué efectos ha tenido el fenómeno de la inmigración en el fracaso y abandono escolar?

La compleja definición del fracaso escolar

Fracaso y abandono escolar son conceptos graves, preocupantes, son indicadores que reflejan el devenir de una sociedad. A mayor cualificación de la misma mejor podrá afrontar los retos y las necesidades del presente y del futuro, especialmente en un mundo cambiante como en el que nos encontramos[9]. Así, la “Declaración de Lisboa” de 2000 de la Unión Europea, señalaba en el punto 26 como uno de sus objetivos estratégicos de cara a la adaptación a la Sociedad del Conocimiento y a la mejora del nivel y la calidad del empleo que “el número de personas de 18 a 24 años con una educación secundaria básica que no reciben una enseñanza o formación posterior debería reducirse a la mitad a más tardar en 2010”[10]. De esta forma, el abandono escolar temprano debería haberse situado en 2010 entre el 10% y el 15%. Sin embargo, las cifras de 2009 en España eran bastante elevadas: no sólo estaban muy lejos del objetivo, situándose en el 31,2%, sino que en comparación con el año 2000 habían aumentado (en aquella fecha fue del 29,1%)[11].

Aunque es evidente que es un indicador muy relevante, no podemos circunscribirnos a la definición del fracaso escolar únicamente con este dato. Es más, los diversos autores asumen la dificultad y la amplitud de factores, variables y procesos que determinan el fracaso escolar. Por ejemplo, Mariano Fernández Enguita, Luis Mena Martínez y Jaime Riviere Gómez deciden en su obra Fracaso y abandono escolar en España optar por “una concepción amplia del fracaso, que incluya simplemente toda forma de no consecución de los objetivos escolares proclamados por la sociedad y que pueden estimarse como mínimos, razonables en función del mercado de trabajo, a saber, un título regular postobligatorio. Esta definición amplia supone que no solamente existen los objetivos del individuo, que éste puede alcanzar (éxito) o no alcanzar (fracaso), sino también los objetivos de la sociedad, que fracasa cuando no los alcanza[12].

Por su parte, José Saturnino Martínez García señala el concepto de fracaso escolar administrativo, como todos aquellos que no obtienen el título educativo, aunque esta es una definición que no recoge todas las dimensiones del problema ya que “no sabemos si este fracaso está asociado a un nivel alto o bajo de conocimientos, destrezas y capacidades[13].

Carecer de una titulación, en este caso la de la Educación Secundaria Obligatoria, es uno de los indicadores más empleados, pero hay otros que también nos muestran la situación del fracaso escolar. Desde las tasas de repetición hasta las de idoneidad el alumnado que progresa adecuadamente durante la escolaridad obligatoria (realiza el curso correspondiente a su edad), son sólo unos ejemplos a considerar y a los que volveremos más adelante. También las diferentes alternativas que toma el alumno a lo largo de su escolaridad, las posibilidades que le ofrece el sistema educativo y el entorno social, sin olvidar los orígenes del propio fracaso escolar que pueden estar presentes en niveles educativos anteriores, como por ejemplo en Primaria.

Además, tampoco debemos olvidar otros aspectos que determinan el fracaso y el abandono escolar, como por ejemplo las desigualdades sociales, las circunstancias de partida de los alumnos, etc.: “los datos se empeñan en demostrar que la escuela es una institución que beneficia a los grupos ya beneficiados en términos educativos: familias de alto nivel educativo, con muchos libros en clase o pertenecientes a las clases sociales dominantes –término este último que dista de ser del agrado de la socialdemocracia gobernante[14]. Pero el fracaso y el abandono escolar se aleja mucho de ser un fenómeno homogéneo en términos de grupos o clases sociales. Aunque ciertos estratos de la sociedad tienen más posibilidades de dejar el sistema educativo, o de no alcanzar sus objetivos, no es menos cierto que se da en todos los ámbitos sociales: “la generalización de la enseñanza secundaria se ha revelado una tarea compleja y hercúlea, y que las dificultades se dejan sentir no solamente en las clases populares sino también, en buena medida y cada vez más, en las clases medias. Así es como el fracaso escolar ha pasado de ser un sobreentendido aceptado por todos a un motivo de alarma social[15].

Así pues, el fracaso y el abandono escolar es una de las preocupaciones de nuestra sociedad, en la que España no está “haciendo los deberes” que se apuntaron hace una década. Al contrario, en vez de acercarse al objetivo nos hemos ido alejando. Y las consecuencias se dejan sentir en todos los ámbitos de la sociedad ya que “cada vez que un ciudadano no alcanza los objetivos escolares que la economía y la sociedad consideran y manejan como mínimos convenientes y exigibles, aunque no sean obligatorios, nos encontramos ante un fracaso del individuo, de la sociedad y de la institución encargada de mediar entre ambos para ese fin, de la misma manera que el desempleo puede considerarse un fracaso individual y colectivo, aunque el trabajo no sea una obligación[16].

En consecuencia, “abandonar el sistema educativo es una decisión personal, resultado final de un proceso de desenganche progresivo que se ha ido desvelando como complejo y polifacético. El abandono es, además, la culminación de una trayectoria de resistencia a la participación en el sistema educativo. En términos personales el proceso de fracaso escolar suele entenderse por parte de sus protagonistas como una combinación de dos ingredientes en mayor o menor grado: el desinterés y la dificultad”[17]. Pero tampoco hay que olvidar que si bien todo “parece apuntar a que el estudiante es el único responsable, cada vez se insiste más que es el resultado de un proceso en el que interviene el contexto sociocultural del alumno, la familia, los modelos didácticos, la labor docente, la política social, etc.”[18]

La Rioja como escenario y contexto

Es necesario apuntar una serie de características de La Rioja como escenario y contexto de esta paradójica situación: una de las primeras tanto en el Informe PISA como en las estadísticas de abandono escolar. Hay que comenzar señalando que La Rioja es la región con menor población de las Comunidades Autónomas (322.415 habitantes en 2010)[19], y que sus habitantes se concentran en el valle del Ebro, en el norte de la región, que cuenta con una elevada cantidad de las actividades productivas[20]. Los procesos de éxodo rural por la práctica desaparición de sectores tradicionales de las zonas de montaña (especialmente la ganadería), despoblaron el sur de La Rioja.

Sin embargo, un fenómeno marca el devenir demográfico de la región en su última década con importantes consecuencias también en el sistema educativo: la inmigración. Así, en 2000 La Rioja contaba con una población de 264.178 habitantes[21], y su situación era de estancamiento demográfico, con muy bajas tasas de natalidad, un escenario similar a la mayor parte de España. Pero en una década la inmigración provocó un incremento de la población del 22,04%, debido en parte a la estructura económico-productiva de La Rioja que demandaba mano de obra no cualificada en sectores como la agricultura, la construcción o los servicios como veremos más adelante.

La Rioja es la séptima Comunidad Autónoma en el porcentaje de población extranjera en 2010, con el 14,48%, superando la media nacional en más de dos puntos. Lo verdaderamente destacable es la diferencia con las regiones de su entorno. Así, vemos Aragón (12,85%), Navarra (11,21%), Castilla y León (6,62%) y País Vasco (6,4%), siempre con menor incidencia de la población inmigrante.

Insistimos en este aspecto porque consideramos que es una variable que afecta en parte al abandono y el fracaso escolar. La Rioja se caracteriza en buena medida por el peso del sector agrícola debido a la presencia de dos actividades que son determinantes en su economía como la viticultura y la conservera. Un escenario parecido al de las Islas Baleares, cuya tasa de abandono escolar en 2009 era la más elevada de España con el 40,8%[22], con un sector turístico relevante que implica que “allí donde la salida a un mercado laboral de baja cualificación es factible se elevan las tasas de fracaso escolar[23].

El sector primario presentaba en La Rioja el primer trimestre de 2011 un 4,5% de los ocupados, frente a un 4,3% en el conjunto de España. De este modo, La Rioja se situaba en el octavo puesto entre las regiones españolas con ocupados en Agricultura[24]. Si comparamos el dato con el resto de las comunidades autónomas observaríamos que los mayores porcentajes de ocupados en el sector agrícola son los de Andalucía, Extremadura y Murcia, que casi duplican los porcentajes de La Rioja. Esto es debido a las características del sector, pues mientras en las primeras se da una agricultura de carácter extensivo, en La Rioja la agricultura es de carácter familiar con un empleo en mano de obra extrafamiliar de carácter temporal, lo que permite que sus cifras de ocupación sean las de la media nacional.

Con respecto a la Construcción en La Rioja, los trabajadores en la fecha señalada eran el 10% mientras que en España eran el 8,2%, situando a La Rioja en cuarta posición respecto al conjunto de España, no sólo porque la crisis del ladrillo ha llegado de un modo más ralentizado, aunque sigue siendo un sector en claro descenso como en el resto de las comunidades autónomas (de hecho, en el primer trimestre de 2008 el sector de la Construcción en La Rioja representaba el 12,08% de los ocupados y en España el 13,09%[25]), si no también porque muchos de los trabajadores de la construcción en esa fecha son registrados en La Rioja pese a provenir de otras regiones y no ser esta su residencia habitual, dentro de las políticas de movilidad de las grandes empresas de construcción que en ese momento desarrollan su actividad en esta Comunidad Autónoma.

Pero donde la diferencia es más acusada es sin duda en los sectores de Industria y Servicios. En Industria, La Rioja contaba en el primer trimestre con el 26,5% de sus ocupados en el sector secundario, situándose como la primera región frente al 14% del conjunto nacional, y superando a las vecinas Navarra (23,9%) y País Vasco (22,6%). Este fenómeno de ocupación industrial en La Rioja proviene de las actividades de transformación de productos agrícolas que le permite destacar sobre la media nacional, principalmente a través de su industria vitivinícola y conservera.

No obstante, el peso de la Industria en La Rioja es un fenómeno que se viene produciendo desde hace décadas y tiene su contrapartida en el sector Servicios. Así, mientras que en España este representaba el 73,5% de los ocupados, en La Rioja se situaba en el 59%, siendo con diferencia la última comunidad en este sector[26].

El peso de cada sector en la economía regional casi se corresponde con el porcentaje de ocupados. Dentro de Industria hay que destacar todos aquellos subsectores que nutren al vitivinícola y al conservero (donde destacan los pueblos de La Rioja Baja, limítrofes con Navarra y Aragón), conformando un tejido industrial auxiliar que marca la economía de la región. También hay que señalar otros como la madera o el textil y el calzado, que además tiene localizaciones geográficas en el interior de la región muy específicas, sobresaliendo Nájera en el primer caso y Arnedo en el segundo. Y, finalmente, los subsectores metalúrgico y productos metálicos, maquinaria y equipos mecánicos y la fabricación de materiales de transporte (aunque este último se encuentra en estos momentos en plena crisis con numerosos EREs en sus empresas), entre otros, también tienen una presencia muy destacada. En este sentido, la posición geoestratégica de La Rioja, en el eje del valle del Ebro y en el tránsito entre País Vasco y Navarra con Cataluña, ha jugado un papel central.

La Rioja muestra una estructura económica y productiva que demanda un gran número de mano de obra poco cualificada en todos los sectores, aspecto que viene relacionado con el impacto en la región de las pequeñas y medianas empresas y con su impronta en la conformación del tejido empresarial, en su mayor parte de carácter familiar[27].

En relación a la estructura sectorial productiva se encuentra la situación del empleo, donde La Rioja se significa por ser una de las regiones con menores niveles de paro. Aún en un contexto de crisis y destrucción de puestos de trabajo, el desempleo se situó en el primer trimestre de 2011 en el 15,44%, frente a una media nacional del 21,29%. La Rioja era en ese momento la cuarta región con menor porcentaje de paro, siendo superada tan solo por sus vecinas del País Vasco (11,61%) y Navarra (13,40%), y la Comunidad de Madrid (15,43%).

De nuevo, las características de su estructura económica posibilitaban un escenario sostenido durante los años anteriores en los que La Rioja situaba la tasa de paro en el 7,29%, frente al 10,19% nacional. Como se puede apreciar en el mismo, La Rioja era entonces la tercera Comunidad Autónoma con menor tasa de desempleo, sólo superada por sus vecinas del valle del Ebro, Aragón (6,14%) y Navarra (6,3%).

Sin embargo, la situación no es tan favorable cuando tratamos las tasas de paro y empleo juvenil, uno de los indicadores más relevantes de la situación de estos grupos de población, que ofrecen un correlato muy significativo con el fracaso y abandono escolar y de los que hablaremos más adelante.

Finalmente, La Rioja también ocupa una posición destacada en el Producto Interior Bruto per cápita, situándose de nuevo entre las Comunidades Autónomas con una cifra más elevada. El PIB per cápita de los riojanos en 2010 fue de 25.020 €, superando la media nacional que se situó en 23.063 € y la media de la Unión Europea, con 24.468 €. Por delante de La Rioja se encontraban sus dos vecinas del norte, País Vasco (31.314 €) y Navarra (29.982 €), así como Madrid (29.963 €) y Cataluña (27.053 €).

Por tanto, y a tenor de los indicadores presentados, La Rioja es una de las regiones con mayor PIB per cápita, con menores tasas de paro y una estructura económica que ha soportado el impacto de la crisis con más fortaleza que otras regiones debido a su diversificación y su estructura empresarial. Un escenario en principio poco desalentador, pero ¿cómo se correlaciona con su sistema educativo?

A priori, responde a los datos que nos ofrece el Informe PISA con sus elevadas calificaciones en las diversas ediciones, ocupando las posiciones más altas y prácticamente con los mismos compañeros de viaje (las comunidades limítrofes) que en las variables económicas; sin embargo, en relación con las tasas de abandono escolar, no hay correspondencia con este escenario, salvo que La Rioja respondiese a un modelo educativo de características diferenciadas al resto de las regiones, y similar al de Islas Baleares.

El sistema educativo riojano

No vamos a profundizar en el sistema educativo riojano pero sí es necesario que prestemos atención a algunas variables e indicadores generales, como el tipo de centros y el porcentaje de alumnos que acogen el peso del alumnado extranjero, haciendo especial hincapié en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), al  considerarla el punto de inflexión determinante en el futuro escolar y laboral de los jóvenes y adolescentes.

La Rioja es una de las siete Comunidades Autónomas donde más peso tiene la escuela privada concertada. En el curso 2009/2010, el 33,12% de los alumnos riojanos cursaban sus estudios en esta clase de centros, cifra muy similar a la media nacional, situada en el 32,35%, aunque como hemos señalado en otros gráficos, La Rioja se sitúa en el grupo de cabeza junto a sus compañeras habituales, las comunidades limítrofes. Tan sólo el País Vasco destaca pero esto es debido al peso de las ikastolas que desvirtúan el concepto de centros privados concertados que disponen el resto de las Comunidades.

Porcentajes superiores encontramos respecto al número de centros de Enseñanzas de Régimen General, pues en  el curso 2010/2011 la región contaba con 137, de los cuales 89 eran públicos (64,03%,) y 48 privados (35,97%), porcentaje este último también superior a la media nacional (30,76%)[28].

Otra de las variables significativas en el panorama educativo de La Rioja, es el peso de Logroño con respecto al conjunto de la región. La capital riojana y los municipios de su entorno concentran más de la mitad de la población riojana.

El curso 2010/2011, los alumnos riojanos que cursaban sus estudios en enseñanzas de Régimen General en centros de Logroño, fueron el 72,96% de los que se matricularon en centros privados/concertados y el 43,81% de los que se matricularon en centros públicos, manteniéndose unas cifras parecidas en todos los niveles, exceptuando el caso de Educación Especial[29]. El peso de la capital destaca en el conjunto de la región con el 53,92% de los alumnos matriculados. La incidencia de los centros privados/concertados en la capital proviene del tiempo de la Restauración monárquica de 1874 cuando debido a la escasez de recursos se dejó la iniciativa educativa en manos privadas, mayoritariamente de la Iglesia. La expansión tuvo forma de centros de enseñanza secundaria a través de Órdenes y Congregaciones religiosas. La Restauración presenció la masiva implantación de estas órdenes, más aún a raíz de su expulsión de Francia. En Logroño se asentaron un total de veintiuna comunidades religiosas entre 1868 y 1895, y alguna de ellas, como el Colegio de la Enseñanza, fue auspiciado económicamente por el Ayuntamiento con el fin de que pudiera ofrecer enseñanza gratuita a las niñas pobres de la ciudad, que acudieron a centenares a las aulas del Colegio en los años finales del siglo[30].

Otra variable que como en el conjunto de España, va a marcar en la última década el sistema educativo es el fenómeno de la inmigración[31]. Hemos señalado anteriormente, que en La Rioja este proceso ha sido muy relevante y la presencia en las aulas riojanas de alumnos extranjeros ha crecido exponencialmente. Así, en el curso 2009/2010 el 16,25% del total de los estudiantes riojanos en las Enseñanzas de Régimen General eran extranjeros. Entonces La Rioja se situó como la segunda Comunidad Autónoma con este indicador, solo superada por Islas Baleares, con el 16,71%, y muy por delante de la media nacional, 10,03%, y de las regiones de su entorno.

El salto ha sido tan grande que La Rioja contaba en ese curso con 159,3 alumnos extranjeros por cada 1.000, mientras que en el curso 1994/1995 esa cifra se situó en 3,1 alumnos. Este salto cuantitativo contrasta con la media nacional que pasó de los 6,8 alumnos extranjeros por cada 1.000 a los 96,5% en 2009/2010[32].

Sabemos que la mayor parte de estos alumnos acuden a la enseñanza pública. En el curso 2009/2010 lo hacían el 77,63%, mientras que en la privada se encontraban el 22,37%. Además hay que considerar la desigual distribución en el interior de las dos categorías de centros en función de las diferentes zonas y barrios de las ciudades[33].

Si atendemos a la situación de la Educación Secundaria en La Rioja (ESO), en el curso 2010/2011 se matricularon en los cuatro cursos de la ESO un total de 11.673 alumnos, pero se observa un progresiva reducción de estudiantes a medida que avanzan los cursos. El descenso de alumnado en Cuarto respecto a Primero, fue del 28,81% de alumnos en La Rioja y del 27,39% en Logroño, porcentajes que nos indican que existe abandono escolar conforme avanza la escolaridad.

Como no podía ser menos por la desigual implantación de centros, en Logroño se producía un equilibrio entre el número de alumnos matriculados en ESO en centros públicos y privados (50,11% y 49,89% respectivamente), mientras que en el resto de la región destacaban los estudiantes matriculados en centros públicos (79,99%), frente a los privados (20,01%). De este modo, en el conjunto de la ESO, el 64,11% de los alumnos matriculados en el curso 2010-2011 se encontraban en centros públicos y el 35,89% en privados. Sin embargo, en esta distribución por tipo de centro, el peso más importante del alumnado extranjero recayó sobre la enseñanza pública. Así, si en el curso 2009/2010, el 17,72% de los alumnos de la ESO eran inmigrantes, en los centros públicos eran el 20,34%, y en los privados el 13,03%. El volumen de la inmigración en La Rioja y su distribución por toda la geografía, especialmente en Logroño donde conocemos cierta guetización en algunos centros públicos, podría incidir en el abandono temprano escolar.

Como hemos adelantado, la distribución territorial de la población riojana también se deja sentir en la ubicación de los centros de ESO. Así, en el curso 2010/2011 existían 52 centros que impartían este nivel de educación, de los cuales 29 eran públicos y 23 privados, destacando el hecho de que casi la mitad de los mismos, veintidós, se encuentran en Logroño y que, de ellos, solo ocho eran públicos y catorce privados, concentrando cada tipología de centros prácticamente el 50% de los alumnos logroñeses de ESO, señal inequívoca del volumen de alumnado que acogen los ocho públicos.

En el resto de la región, solo dieciocho localidades cuentan con centros de ESO. En las seis cabeceras de comarca más importantes (Alfaro, Arnedo, Calahorra, Haro, Nájera y Santo Domingo de la Calzada) existen tanto colegios públicos como privados y, exceptuando el caso de Alfaro, la mayoría de los alumnos acuden a los primeros. En el resto de municipios con Institutos de Educación Secundaria todos los centros son de titularidad pública, exceptuando San Asensio. Así, Cervera del Río Alhama, Fuenmayor y Lardero, estas dos últimas localidades integradas en la corona metropolitana de Logroño, abarcan las dos etapas de la Secundaria, mientras que en Autol, Baños de Río Tobía, Pradejón y Rincón de Soto sólo se imparte Primero y Segundo. Esta situación también se da en otras cuatro localidades que cuentan con alumnos de Secundaria en los centros públicos de Infantil y Primaria: Ausejo (18 alumnos), Ezcaray (28), Murillo de Río Leza (49) y Ortigosa (11)[34]. De esta forma, se añade otra variable significativa que puede afectar al abandono y el fracaso escolar, pues para una parte de los alumnos potenciales de Secundaria acudir a los centros educativos implica un desplazamiento ya que este nivel de estudios se encuentra muy centralizado a causa de la ausencia de un número suficiente de alumnos en la mayor parte de los municipios.

El abandono escolar en La Rioja

La foto de las sucesivas ediciones del Informe PISA es muy favorecedora para esta región, pero en lo relativa a los indicadores de fracaso y abandono escolar la imagen sale mucho más movida.

Para explicar este fenómeno comenzaremos haciendo alusión a uno de los indicadores más utilizados para medir este concepto y que, como hemos visto, fue el empleado por la Unión Europea para marcar sus objetivos estratégicos en Lisboa 2000: el abandono educativo temprano. Este indicador se define como la población de 18 a 24 años que no ha completado el nivel de la Educación Secundaria en su Segunda Etapa y no sigue ningún tipo de educación o formación. Si en 2000 la Unión Europea se propuso que esta tasa debía situarse en torno al 10%-15%, en 2010 el escenario para nuestro país se encuentra muy alejado de la realidad, ya que en 2000 era del 29,1%, y en 2009 alcanzó el 31,2%; y es que, “terminada la educación obligatoria, nada fuerza estrictamente a los adolescentes a permanecer en el sistema educativo y se les abre la posibilidad de abandonarlo en dirección al mercado de trabajo o simplemente al hogar[35].

Como hemos ido adelantando, la situación de La Rioja es aún más negativa pues en 2009 la tasa de abandono educativo temprano fue del 32,7%, superando también la media nacional (en 2000 se situaba en el 26,1%, y en 2004 llegó a alcanzar el 35%). El incremento de la población inmigrante en las aulas riojanas y la desigual implantación de centros en la región puede ofrecer una parte de la explicación a este escenario, pero sería incompleta.

En 2009 La Rioja se situó como la séptima de las comunidades autónomas con mayor tasa de abandono escolar temprano, mientras que las regiones de su entorno contaban con cifras inferiores, destacando País Vasco con el 16% y Navarra con el 19,8%.

En 2010, el abandono escolar temprano se situó en España en el 31% mientras La Rioja lo hacía en el 30,4%, algo menor a la media española pero aún muy lejos de sus vecinas del norte como Navarra con el 16,9% y País Vasco con el 15,3%.

Otro indicador sobre fracaso escolar como es el porcentaje de repetidores, sitúa también a La Rioja en posiciones peores a las de las comunidades limítrofes salvo Castilla y León. Así, los repetidores en Educación Secundaria Obligatoria en el curso 2008/2009 fueron el 13,12% de los alumnos riojanos. En esta ocasión, la comunidad riojana se situaba por debajo de la media nacional (13,84%), aunque ocho Comunidades Autónomas le superaban en un número inferior de repetidores. De su entorno, tan solo Castilla y León (14,16%) se situaba por delante de La Rioja, mientras una vez más, la diferencia más relevante se daba con País Vasco (7,03%) y Navarra (8,81%).

 Y como ocurrió en el conjunto de España, el porcentaje de repetidores fue bastante más elevado en los centros públicos que en los privados. Aun así, La Rioja ganaba un puesto en menor índice de repetidores en los centros públicos con respecto al total de los alumnos (15,51%), frente al 16,83% de la media nacional. En los centros privados, el porcentaje de repetidores en ESO en el curso 2008/2009 fue del 8,81%, ligeramente por encima de la media nacional (8,06%), pero casi la mitad que en los centros públicos de La Rioja. En este caso, hasta diez comunidades autónomas contaban con un menor porcentaje de repetidores. Es decir, en La Rioja no sólo había más repetidores en los centros privados que la media nacional, sino que se daba un porcentaje menor en más comunidades autónomas (diez frente a ocho), incluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.  Por lo tanto, según este indicador, el fracaso escolar en La Rioja sería menor que la media nacional, pero sería ligeramente mayor en el caso de los privados que en los públicos. Sin embargo, hay que señalar que “la repetición de curso es un indicador fiable y una condición necesaria (aunque no suficiente) del fracaso escolar[36], aunque la repetición implicará también que “el abandono sin titulación es una primera consecuencia de la repetición, que –además- pedagógicamente no mejora el rendimiento de los alumnos[37].

 Cómo llega el alumnado a 4º de la ESO a los quince años también sitúa a La Rioja en una posición de desventaja. En el curso 2008/2009 sólo un 57,5% del total de estudiantes de ese curso habían llegado a la edad correspondiente, porcentaje menor que España (58,7%), y muchísimo menos que las regiones de su entorno como el País Vasco (71,7%) y Navarra (67,1%). Así, La Rioja se ubicaba en una posición intermedia, con ocho regiones por delante de ella.

Es en la ESO cuando la mayor parte del alumnado comienza su retraso con respecto al curso que les correspondería, pues si bien sólo el 11,5% de los alumnos riojanos de 4º de la ESO en 2008/2009 había repetido algún curso en Primaria (constituyendo La Rioja la segunda comunidad autónoma con un indicador menor, sólo superada por Cataluña con el 9,6%), esta cifra casi se triplica en la ESO hasta el 31% de los alumnos que llevan al menos un curso por detrás del que les correspondería a su edad. Y aquí, La Rioja también es la segunda clasificada, pero con el peor indicador, muy lejos del País Vasco (16,2%) y Navarra (18,3%).

Nos vamos a detener un poco más en la cuestión de los repetidores en la ESO. El impacto que supone cambiar de nivel educativo, desde la Primaria a la Secundaria, produce un crecimiento del porcentaje de repetidores, sobre todo en el primer ciclo y en su primer curso. Así, en el primer ciclo de la ESO en el curso 2008/2009 el 15,48% de los alumnos era repetidor. La Rioja volvía a superar a la media nacional y a las regiones de su entorno. Sin embargo, en el segundo ciclo, La Rioja está por debajo de la media nacional y se acerca a los resultados de las regiones limítrofes (Navarra y País Vasco).

Si entendemos que ha sido el cambio de nivel educativo el que provoca esa avalancha de repetidores, precisamente en el primer curso del primer ciclo, entenderemos el descenso en el porcentaje de repetidores en el segundo curso, dado que no pueden repetir más veces en cada ciclo. Quizás la desagradable experiencia de repetir un curso, o quizás la acomodación al nivel de la secundaria, pero el caso es que en el segundo ciclo disminuyen los porcentajes de repetidores cinco puntos porcentuales, y si encontramos abandono escolar temprano habría que conocer en un estudio longitudinal si los repetidores del segundo ciclo ya lo fueron en el primer ciclo, aspecto que resolvería las dudas acerca de si el abandono escolar temprano se debe a las características de los individuos o a motivaciones externas, posiblemente de carácter laboral.

El otro indicador relevante es la diferencia entre centros públicos y privados. En todos los casos el porcentaje de repetidores fue mayor entre los primeros que entre los segundos, duplicando incluso estos datos en el primer ciclo y los dos primeros cursos de la ESO. Sin embargo, en el segundo ciclo las diferencias entre centros públicos y privados se redujeron notablemente, mientras que en la media nacional seguían siendo muy elevadas. Así, en La Rioja las distancias no superaban los tres puntos para el conjunto del segundo ciclo, y llegando en cuarto curso a ser aún menores las diferencias en los centros públicos, que tuvieron un 9,7% de repetidores, frente al 7,6% en los centros privados.

Desde otro punto de vista, las tasas de repetidores van descendiendo de forma muy significativa curso a curso en los centros públicos, pues si en primero eran el 21,2%, en cuarto se situaba en el 9,7%. Por el contrario, en los centros privados no se producían muchas variaciones, tan sólo el descenso desde el 11,2% en el curso primero hasta el 7,6% en cuarto curso, cifra no muy alejada de las de segundo y tercero. Estos datos podrían ser un reflejo de la estructura social de los propios centros educativos. El mayor peso del fracaso y el abandono escolar se centraría en los centros públicos, que recogen la mayor parte de los alumnos inmigrantes y de los grupos sociales más desfavorecidos. Pero, debemos insistir, no es un fenómeno homogéneo y tampoco se puede simplificar esta explicación.

Las tasas de idoneidad (el alumnado que progresa adecuadamente durante la escolaridad obligatoria, realizando el curso que le corresponde a su edad), también son indicativas de dos fenómenos: el primero es que a medida que van incrementándose las edades va descendiendo la tasa de idoneidad; el segundo es que estas cifras han descendido en todos los casos en la última década. Además, este hecho también tiene que ver con que se “deja patente la paradoja de un sistema educativo en el que supuestamente se favorece la promoción y, al mismo tiempo, tiene elevados índices de repeticiones[38].

Mientras en Primaria las tasas de idoneidad en el curso 2008/2009 se situaban a los 8 años por encima del 90%, a los 12 años ya habían descendido al 86,1%, a los 14 años al 66,6%, y a los 15 años apenas llegaban al  57,5%. En ningún caso La Rioja presentaba grandes desviaciones de la media nacional e incluso en los tres primeros años se encontraba ligeramente por encima. Sin embargo, la comparación con una década anterior, el curso 1998/1999, mostraba tasas de idoneidad más elevadas, fenómeno de carácter nacional y que se daba en todas las comunidades autónomas, exceptuando Ceuta y Melilla. Además, la brecha se ampliaba en la Educación Secundaria Obligatoria. En ese curso, a los 12 años el 91,4% de los alumnos se encontraban realizando el curso que les correspondía, pero a los 14 años descendió al 77%, y a los 15 años al 65,1%. Puede que la inmigración haya contribuido, pero el descenso ya era acusado una década antes cuando todavía no existía una gran proporción de alumnado extranjero, indicando un escenario negativo donde “el alumnado inmigrante constituiría una versión extrema de los problemas de fracaso de los sectores menos cualificados del trabajo manual o de los servicios, estratos sociales en los que se ubican sus padres[39].

En el curso 2007/2008, en La Rioja, el 71% de los alumnos de cuarto curso de la ESO consiguieron el título de Graduado, independientemente de los años invertidos y del número de repeticiones de curso. La cifra era muy similar al conjunto de España, pero como en otras ocasiones, todas las comunidades limítrofes, desde País Vasco y Navarra, hasta Castilla y León y Aragón mejoraban sus resultados tal y como se muestra en el Gráfico 12.

Por tanto, en La Rioja saldrían menos alumnos cualificados al mercado laboral al no proseguir estudios o abandonarlos en un porcentaje superior al de otras comunidades, un escenario que se ha vuelto más complejo debido a la crisis económica. Ya en el primer trimestre de 2005 La Rioja[40] contaba con un paro juvenil del 13,17% muy inferior  a la media nacional (21,78%), y la tercera con menor porcentaje. En esa misma fecha, en el grupo de 16 a 19 años, la tasa era del 16,76%, casi la mitad del conjunto de España (31,11%), y también ocupando la tercera plaza. Desde entonces, tanto en España como en La Rioja se ha producido una muy importante destrucción de empleo no cualificado, que ha afectado especialmente a este colectivo, porque “quienes desaprovechen esa formación inicial o no logren beneficiarse de ella tendrán más probabilidades de acabar en el desempleo o en puestos de trabajo poco cualificados, en los que hay poco que aprender y menos oportunidades de acceder a la formación ulterior y de aprovecharla[41].

En estos momentos España lamentablemente lidera el ranking europeo del paro juvenil con un 45,39% de parados de 16 a 25 años en el Primer Trimestre de 2011. La Rioja por su parte se sitúa justo por debajo con un 44,87%, en una situación peor que las regiones de su entorno. Estas cifras llegan a porcentajes muy elevados entre la población de 16 a 19 años, justo la que ha terminado sus estudios de Secundaria y no sigue formándose, o bien la que ha decidido abandonarlos o no los ha completado. En ese grupo de edad, La Rioja cuenta con el porcentaje más elevado de España, casi veinte puntos más que la media nacional, situada en el 84,38%. Es decir, el escenario laboral para quienes abandonaron el sistema educativo en La Rioja, es aún más negativo que en el resto de España.

En el grupo de edad de 20 a 24 años esta tasa desciende al 32,95%, situándose por delante de la media española, y ocupando la cuarta posición entre las comunidades autónomas con menor tasa de paro, siendo superada por Navarra (24,55%), País Vasco (28,56%) y Madrid (31,86%). Por tanto, el escenario de clausura laboral que se presentaba en la adolescencia (16-19 años), los acoge entre los veinte y veinticuatro años, señal de que el mercado se abre con cierta facilidad ante la adquisición del status de joven, con independencia de los estudios terminados o abandonados. En este cambio colaboran de modo muy importante las estructuras de relación familiar y el auge de la economía sumergida en esta región.

A esta hipótesis colabora las tasas de empleo juvenil, que en el primer trimestre de 2011 fue del 20,83%, casi cuatro puntos por debajo de la media española (24,28%). Es decir, las tasas de paro se encuentran por debajo del conjunto de España y sin embargo las tasas de ocupación no están por encima de la media como sería prudente estimar; luego, salvo que formaran parte de una hipotética generación que ni trabaja ni busca trabajo, sólo queda la explicación de que trabajan en la economía sumergida o bien se encuentran bajo el paraguas familiar que los acoge.

No ocurre lo mismo con las tasas de empleo entre los adolescentes de 16 a 19 años donde sólo trabajaban el 3,3% de las personas (la región con menor porcentaje de ocupados en esa categoría), pero en correspondencia con las también altísimas tasas de paro (84,38%); luego se encuentran casi todos buscando trabajo sin conseguirlo, aunque siete de cada diez han finalizado los estudios obligatorios y pueden seguir formándose y los otros tres abandonaron la educación obligatoria sin un mercado laboral abierto a su falta de cualificación pese al dinamismo propio de la economía riojana.

Conclusiones

A lo largo de las páginas anteriores hemos expuesto un escenario donde se cruzan determinados indicadores, índices y variables que determinan la situación de La Rioja en relación a su contexto educativo. Un hecho que calificamos de paradójico si nos atenemos a los resultados del Informe PISA, la tasa de abandono escolar y otros indicadores.

Fenómeno heterogéneo y diverso, que afecta a todos los estratos sociales con la cuestión del abandono y el fracaso escolar, corriendo el riesgo de caer en la simplificación. Es un hecho que hay grupos que tienen mayores probabilidades de dejar el sistema educativo o no conseguir el objetivo escolar. Las desigualdades sociales también tienen el reflejo en la escuela, aunque la universalización de la educación sea un hecho y un derecho de los ciudadanos. Pero factores internos (tipos de centros, actitudes del profesorado, currículos ocultos…) y externos (las diferencias sociales) reproducen un escenario donde los alumnos no afrontan la educación en igualdad de condiciones.

Sin embargo, ni todos los que abandonan el sistema educativo pertenecen a los colectivos más desfavorecidos de la sociedad, ni todos los que alcanzan las mayores puntuaciones en las evaluaciones de PISA forman parte de los grupos dominantes. Al contrario, insistimos en la heterogeneidad del fenómeno, pudiendo variar las causas del abandono y el fracaso.

Uno de los argumentos más habituales es culpar de los elevados indicadores de este fenómeno a la inmigración. Que en la última década el incremento exponencial de alumnos extranjeros tiene que influir en el sistema educativo es un hecho. Que sus condiciones de partida en la gran mayoría de los casos son dificultosas, también. Pero no se puede señalar este factor como el único responsable. Y habría que matizar también cómo ha afrontado el sistema educativo este fenómeno, que ha provocado procesos de guetización en algunos centros específicos, generalmente públicos y situados en barrios que han sido abandonados por la población autóctona. Es decir, la organización del sistema educativo en cuanto a distribución del alumnado extranjero también tiene su responsabilidad.

Los alumnos extranjeros tienen más dificultades y pueden fracasar o abandonar en una mayor proporción, pero, si su incidencia fuera tan elevada ¿por qué no se refleja en los resultados del Informe PISA? Es más, aunque los centros privados consiguen mejores resultados, hay que destacar que en el caso de los públicos, en comparación con el resto de regiones, los centros riojanos quedan mejor clasificados que los privados: en “Comprensión Lectora” fueron segundos frente a séptimos los privados;  en “Matemáticas” cuartos y quintos; y en “Competencia Científica” segundos y sextos, respectivamente. Es decir, en función de los datos del Informe PISA, los centros públicos riojanos donde se acomodan la mayor parte de los alumnos de origen extranjero, se sitúan en posiciones más punteras respecto a los centros privados que pierden algún puesto en relación a la media global.

Además, indicadores como los de abandono escolar temprano y tasas de idoneidad ya se producían de forma elevada hace una década, cuando aún el alumnado extranjero no alcanzaba ni de lejos las cifras actuales.

Abandonar el sistema educativo supone la toma de una decisión personal en la que también están implicados otros factores como los padres, la propia escuela y las posibilidades existentes de encontrar un empleo en el mercado laboral. Como la educación es obligatoria hasta los dieciséis años, es evidente que con anterioridad ya hay alumnos que repiten cursos, que no están cumpliendo los objetivos que se plantea el sistema, o que directamente no van a clase, produciéndose casos de absentismo escolar.

Hemos visto anteriormente que los datos del empleo y el paro juvenil en La Rioja son bastante preocupantes, y que las opciones de encontrar un trabajo, especialmente de los 16 a los 19 años son muy escasas. Lo cual no quiere decir que muchas personas que abandonan el sistema educativo no tengan la posibilidad de trabajar, por ejemplo en empleos a tiempo parcial o en la economía sumergida, o que tengan una red de seguridad familiar. De hecho, la economía sumergida en La Rioja representaría en 2011 el 31,4% de su PIB regional, siendo esta comunidad la que encabeza este ranking nacional, superando ampliamente la media que se situó en el 23,3%[42].

En el caso riojano, las características de su sistema económico y su estructura social podrían mitigar el riesgo de exclusión social para las personas que abandonan o fracasan en el sistema educativo. La mayor parte de los indicadores económicos nos muestran una región situada a la cabeza con una estructura productiva que se encuentra diversificada en sectores que precisan mano de obra nada o poco cualificada y que han resistido mejor la crisis, estando además gran parte del tejido empresarial formado por numerosas entidades de carácter familiar.

En definitiva, se darían opciones de encontrar un empleo, especialmente a medida que se van cumpliendo años, en parte gracias a redes informales (familia y amistades), sin olvidar la relevancia de la economía sumergida. Además, en algunas zonas de la región se dan sectores muy consolidados que absorben trabajadores con poca cualificación, como son todas las actividades vitivinícolas en el conjunto del valle del Ebro, especialmente en la zona de Rioja Alta; la industria conservera en la Rioja Baja; el sector del mueble en Nájera; o el sector del calzado en Arnedo.

Bibliografía

Bolívar Botía, A. y López Calvo, L. (2009): “Las grandes cifras del fracaso y los riesgos de exclusión educativa”, Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, vol. 13, nº 3, pp. 51-78.

Feito, R. (2010): “Democracia educativa frente a segregación y racismo en una época de crisis económica”, Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 3, nº 1., enero 2010, pp. 20-40.

Feito, R. (2010): “Escuela y democracia”, Política y Sociedad, vol. 47, nº 2, pp. 47-61.

Fernández Enguita, M. Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J. (2010): Fracaso y abandono escolar en España. Barcelona: Fundación La Caixa

Fernández González, J.J. y Rodríguez Pérez, J.C. (2008): “Los orígenes del fracaso escolar en España: un estudio empírico”, Colección Mediterráneo Económico, nº 14, pp.

Giró, J. (2009): Mujer y Educación. Las maestras. Logroño: IER

González, J.J. y Requena, M. (2008): Tres décadas de cambio social en España. Madrid: Alianza Editorial.

Martínez García, J.S. (2009): “Fracaso escolar, PISA y la difícil ESO”, Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 2, nº 1., enero 2009, pp. 56-85.

Nieto Morales, C. (2011): “Fracaso escolar y conflicto con la ley”, Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 4, nº 4., mayo 2011, pp. 186-203.

NOTAS

[1] “La Rioja revalida en PISA 2009 los buenos resultados de su sistema educativo”, http://www.larioja.com/20101207/local/region/informe-pisa-evaluacion-201012071340.html

[2] PISA 2009. Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos OCDE. Informe Español.  Ministerio de Educación.

[3] Las cifras de la educación en España. Curso 2008-2009 (Edición 2011), Ministerio de Educación.

[4] Ibídem.

[5] Ibídem.

[6] Martínez García, J.S. (2009: 83).

[7] EUROSTAT e Instituto Nacional de Estadística (INE)

[8] Encuesta de Población Activa (EPA), Primer Trimestre 2011, Instituto Nacional de Estadística (INE)

[9]Los tiempos actuales requieren una ciudadanía informada y participativa ante los innumerables retos sobre los que se ha de tener una opinión elaborada”, Feito, R., (2010: 48); “las oportunidades sociales de las personas dependen cada vez más de su cualificación, de su capital humano, de su capacidad de obtener, manejar e interpretar la información, de emplear y adquirir el conocimiento”, Fernández Enguita, M. Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J. (2010: 15).

[10] http://www.europarl.europa.eu/summits/lis1_es.htm#a

[11] Las cifras de la educación en España. Curso 2008-2009 (Edición 2011), Ministerio de Educación.

[12] (2010): 23.

[13] (2009): 57.

[14] Feito, R., (2010: 25).

[15] Fernández Enguita, M., Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J., (2010: 14).

[16] Ibídem: 24.

[17] Ibídem: 70.

[18] Martínez García, J.S. (2009: 57).

[19] Revisión del Padrón Municipal de Habitantes 2010, Instituto Nacional de Estadística (INE)

[20] De los 174 municipios de la región, únicamente 9 (el 5,17%), concentran el 75,59% de los riojanos. Las veintiuna localidades que superan los 2.000 habitantes cuentan con el 86,81% de la población. Finalmente, Logroño representa el 47,35% de los riojanos, cifra que se incrementa en varios puntos si sumamos los municipios de su corona metropolitana. Fuente: Ibídem.

[21] Series históricas de población, Instituto Nacional de Estadística (INE)

[22] Las cifras de la educación en España. Curso 2008-2009 (Edición 2011), Ministerio de Educación.

[23] Feito, R., (2010b): 20.

[24] Le superaban Murcia (14,1%), Andalucía (8,7%), Extremadura (8,1%), Galicia (7,7%), Castilla y León (6,6%), Castilla-La Mancha (6,6%) y Aragón (6%). Fuente: Encuesta de Población Activa (EPA), Primer Trimestre 2011 (IT 2011), Instituto Nacional de Estadística (INE)

[25] Encuesta de Población Activa (EPA), Primer Trimestre 2008 (IT 2008), Instituto Nacional de Estadística (INE)

[26] Le seguían Murcia con el 64,6% y País Vasco con el 64,9%. Fuente: Ibídem.

[27] En 2009, La Rioja solo contaba con tres empresas con 1.000 y más trabajadores, lo que representaba el 0,03% de las de la región, frente al 0,08% en España. Las cifras para las empresas de 9 y menos trabajadores eran muy similares entre La Rioja y España, 85% y 86,65%. Fuente: Instituto de Estadística de La Rioja, Gobierno de La Rioja.

[28] Estadística Escolar de la Comunidad Autónoma de La Rioja, Curso 2010/11, Dirección General de Personal y Centros Docentes, Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de La Rioja; Datos y Cifras. Curso escolar 2010/11, Ministerio de Educación.

[29] La gran mayoría de los centros de educación especial privados se encuentran en Logroño. También hay esta clase de centros en las cabeceras de comarca (Calahorra, Arnedo, Haro, Nájera, Santo Domingo de la Calzada y Alfaro) y en la localidad de San Asensio. No hay que olvidar que el fenómeno de la escuela privada se circunscribe a ámbitos más urbanos.

[30] Giró, J. (2009: 80)

[31] La Rioja es la séptima comunidad en porcentaje de inmigrantes con el 14,48% pero asciende a la segunda posición en el porcentaje de alumnos extranjeros en sus aulas (16,71%).

[32] Estadística de las Enseñanzas no Universitarias. Series por Comunidades Autónomas, Ministerio de Educación.

[33] La Defensora del Pueblo Riojano publicó en 2009 un informe especial sobre esta cuestión titulado La matriculación del alumnado inmigrante en los centros públicos y concertados para las Enseñanzas Infantil y Primaria dentro del término municipal de Logroño (curso escolar 2008/2009) donde realizaba una descripción pormenorizada de la situación en ambos niveles de enseñanza. Y es que, en ese curso, el porcentaje de alumnos extranjeros era del 15,42%, pero mientras que en la escuela pública era del 21,14%, en la privada descendía al 8,83%. Siete de los diecinueve centros públicos contaba con un porcentaje de alumnos extranjeros superior al 30%, por dos de los catorce concertados.

[34] Estadística Escolar de la Comunidad Autónoma de La Rioja, Curso 2010/11, Dirección General de Personal y Centros Docentes, Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de La Rioja.

[35] Fernández Enguita, M., Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J., (2010): 50.

[36] Fernández González, J.J., Rodríguez Pérez, J.C., (2008): 15.

[37] Bolívar Botía, A., López Calvo, L., (2009): 53.

[38] Bolívar Botía, A., López Calvo, L., (2009: 59).

[39] Fernández Enguita, M., Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J., (2010: 84).

[40] Encuesta de Población Activa (EPA), Primer Trimestre 2005 (IT 2005), Instituto Nacional de Estadística (INE)

[41] Fernández Enguita, M., Mena Martínez, L. y Riviere Gómez, J., (2010): 15.

[42] Este dato procede de un informe realizado por el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), publicado en abril de 2011. http://www.larioja.com/20110428/local/region/rioja-rioja-registra-mayor-201104281113.html y http://www.gestha.es/?seccion=actualidad&num=185

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