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Posts Tagged ‘Maestras’

El pasado lunes se presentó a la prensa la edición del trabajo que realicé por concesión de una beca del Ayuntamiento de Logroño sobre el papel de la Mujer en la Historia de la ciudad y que titule «Mujer y Educación. Las Maestras (Un análisis sobre la identidad de género y trabajo). Es verdad que lo había entregado el pasado mes de abril pero por diversos avatares no ha visto al luz hasta enero. Por qué me decidí a investigar sobre el papel de las Maestras en la historia de la ciudad de Logroño es una cuestión de largo recorrido. En principio, tuve un interés relacionado con las Maestras, no solo por reconocer su papel en la inserción laboral de la mujer y en la conquista de la igualdad social, sino porque una investigación de este carácter suponía un aliciente para mi trabajo profesional como investigador de la vida social y, en particular, de cuanto se relaciona con la educación y la feminización de la enseñanza en España. Por supuesto, también es fruto de mi interés hacia realidades sociales en las que converge el concepto de género con el de identidad y trabajo, así como por los valores sobre los que se formó la ciudadanía de Logroño y de las que fueron en buena medida responsables las Maestras que se formaron, ejercieron, y vivieron o viven en esta ciudad.

Son varias las razones que justifican la elección de las Maestras como el colectivo sobre el que situar esta investigación. En primer lugar, hay que apuntar que nos encontramos en una sociedad en los que temas como la coeducación o la educación no-sexista forman parte de nuestro acerbo común. La distinción entre educación de niñas y educación de niños ha pasado a formar parte de la historia de la educación, y esto ha ocurrido en buena medida por la asunción de los valores de la igualdad entre los sexos; una conquista que no estuvo exenta de altibajos y que todavía no impregna el conjunto del currículo educativo, principalmente los libros de texto.

El camino ha sido largo y tortuoso, pues no fue hasta 1882 cuando las escuelas de párvulos pasaron a estar dirigidas por Maestras que tendrían a su cargo la educación física, intelectual, estética, moral y religiosa de niños de tres a ocho años. Pero, y esto es sumamente importante, no fue hasta el siglo XX cuando se logró que las mujeres tuvieran derecho a la educación, que tuvieran acceso a todo tipo de estudios y que pudieran frecuentar las mismas escuelas y las mismas aulas que los hombres.

En segundo lugar, en el diseño de una carrera profesional las mujeres intentan compaginar el ámbito productivo y el reproductivo, lo cual marca y condiciona cualquier otro proyecto. Las mayores posibilidades que han tenido las mujeres para realizar una carrera y ejercerla corresponden a una carrera de nivel medio, principalmente en la educación, la sanidad (aunque considerada como una extensión del servicio doméstico hasta fines del siglo XIX), y los servicios sociales. En estas tres diplomaturas (Magisterio, Enfermería y Trabajo Social), las mujeres de hoy día son la inmensa mayoría del alumnado.

En tercer lugar, porque se trata de prestar atención a un colectivo de mujeres anónimas logroñesas, que por su profesión de Maestras han prestado un servicio público de primer orden, al permitir con su trabajo el tránsito ciudadano desde la familia a la sociedad, desde el ámbito de lo privado a lo público en el desarrollo del proceso de socialización de niños y adultos.

Las tres razones expuestas se encuentran inevitablemente interrelacionadas de modo que no podemos hablar de feminización de la docencia sin hablar de la inserción laboral de las mujeres, y de ambas en función de cómo se han construido y sostenido las relaciones de género existentes en la sociedad española. Así pues, mi principal apuesta en el estudio de las maestras ha sido descubrir las conexiones existentes entre estos procesos que, al mismo tiempo que se producían, tenían consecuencias no sólo en la construcción identitaria de las Maestras, sino también en el conjunto de las relaciones sociales entre los sexos, pues no se puede obviar que al tiempo que las mujeres han penetrado el campo de la educación, también lo han hecho en el de las relaciones familiares y laborales, principalmente a través de la lucha frente al patriarcado y el sexismo.

En otra ocasión avanzaré algunos resultados sobre este trabajo, y para quienes ya tenéis un ejemplar en vuestras manos, espero que disfrutéis con su lectura.

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He finalizado (por fin) esta Historia de las maestras  que me ha ocupado los últimos meses intensamente y que apenas me dejaba dormir. Así que llevo unos días de descanso, y he retirado de mi vista cuanto documento, libro, cuaderno de notas y demás artilugios me han acompañado en esta aventura con las maestras logroñesas, con su historia y con el análisis sobre la identidad de género y trabajo que me han ocupado día y noche sin descanso. Pero parece que el mejor descanso para un investigador social es cambiar de tema y en esto me voy a entrometer en los próximos meses.

El proyecto que me va a interesar casi inmediatamente es el relativo al «Asocionismo e inmigración africana: funciones latentes y manifiestas», un proyecto de I+D de la Convocatoria 2008, aprobado por el entonces Ministerio de Ciencia e Innovación. Como parte de un equipo cuyo IP es el doctor Jordi Garreta todo parece indicar que yo deberé sumergirme en las dos comunidades que mejor conozco (Navarra y La Rioja), pero de las que desconozco casi todo acerca del asociacionismo africano. Digo casi todo pues no me es ajeno del todo el tema del  “Asociacionismo étnico”, gracias a la ayuda[1] para estudios científicos que el Gobierno de La Rioja, a través del IER, me concedió en mayo de 2001, y que me permitió definir el grado de etnicidad o de comunidad étnica que se da en los movimientos asociativos y su relación con la ciudadanía a través de la participación o la exclusión del medio social. Tras estos objetivos y aspectos clave fueron varios los trabajos que aparecieron publicados en fechas posteriores.

El primero es un artículo titulado “Asociacionismo étnico, identidad cultural y ciudadanía”, que forma parte de una publicación[2] que sobre temas identitarios coordinó el profesor de filosofía del derecho de la UR, Raúl Susín. En este artículo trato de aclarar los conceptos que sustentan estas relaciones, principalmente entre asociacionismo étnico e identidad cultural, y que responden a preguntas tan sencillas como ¿quiénes somos nosotros?, pero de respuesta tan compleja como variable, ya que en mi opinión la identidad es tan sólo un constructo social. Por otra parte, la defensa de los derechos de ciudadanía debe equipararse a los derechos a la identidad cultural, aspecto que en mi opinión no se realiza debido a la falta de diálogo en condiciones de igualdad entre la cultura mayoritaria y las minoritarias, defendidas en clave de identidad por las asociaciones étnicas. La supuesta falta de integración social de algunas culturas minoritarias y por tanto de adquisición de una ciudadanía plena, se analiza desde una perspectiva que atraviesa los conceptos de homogeneidad y diversidad cultural, indicando que sin un desarrollo pleno de la interculturalidad, se rebajan las expectativas de participación en una sociedad democrática y plural.

El segundo trabajo es una ponencia presentada en el workshop “Derechos fundamentales, movimientos sociales y participación” que organizado por el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati (Guipúzcoa), se celebró en abril de 2002. La ponencia “Ciudadanía y participación: el caso de la inmigración”, fue presentada en aquel workshop, y también ha sido publicada posteriormente en el correspondiente libro colectivo[3]. En esta ponencia comenzaba con una presentación acerca de cómo entendía la interrelación entre los conceptos de globalización, inmigración y ciudadanía; y seguía con el desarrollo de lo que es el fenómeno de la inmigración en España y su relación con el mercado laboral, pasando a continuación por el análisis de una de las manifestaciones más abundantes en el fenómeno de la inmigración como es la existencia de cadenas migratorias y la formación de redes y asociaciones étnicas.

Un tercer trabajo se formalizó a partir de las obligaciones contraídas con el IER por las que tenía que entregar el trabajo sobre “El asociacionismo étnico en La Rioja” en mayo de 2002, sin que hasta el día de hoy tenga constancia de que este trabajo se vaya a publicar. El asociacionismo étnico en La Rioja recoge las entrevistas a los responsables de siete organizaciones de carácter étnico o de ayuda al inmigrante. El desarrollo del movimiento asociativo, principalmente de apoyo al inmigrante, nace y desarrolla sus actividades al albur del crecimiento del fenómeno inmigratorio en La Rioja. Es decir, si es a partir de los años 1993/1994 cuando la inmigración en La Rioja va tomando carta de naturaleza social, el apoyo del voluntariado y de las organizaciones sin fin de lucro hacia el colectivo inmigrante va a tomar carta de presentación en nuestra región en esas fechas. A partir de entonces y según se suceden las modificaciones legislativas así como el crecimiento del número de inmigrantes residentes, las actividades de estas asociaciones se van a diversificar e incrementar.

Si al principio, los objetivos de las asociaciones de ayuda al inmigrante son los de prestar atención a los jóvenes trabajadores o los procesos de regularización y los permisos, estos darán paso a nuevos objetivos como la atención a las familias y al proceso de reagrupamiento, las segundas generaciones y, a partir de entonces, los derechos sociales y ciudadanos. Son varios los autores que señalan que no es a través de una relación directa inmigrante-Estado como se realiza la integración, sino a través de la mediación de organizaciones intermedias (sindicatos, organizaciones eclesiales y otras redes) que, atrayendo al inmigrante a su campo, le introducen a la vez en las cuestiones más amplias que tienen que ver con la ciudadanía completa. De este modo, el comportamiento de las diferentes comunidades o colectivos de residentes riojanos con otro origen nacional, pese a no aparecer como grupos organizados se les supone una existencia (próxima o real), a un cierto asociacionismo étnico por el hecho de compartir cultura e identidad.

Ahora bien, si entendemos que las asociaciones étnicas asumen la representación social de los colectivos actuando como catalizadoras del proceso de integración social, tanto saliendo en defensa de la identidad cultural de sus miembros como demandando la adquisición plena de los derechos ciudadanos vertebrando de esta manera la iniciativa social, cultural y política de sus asociados, podemos concluir que en La Rioja aún no existe asociacionismo étnico. Todavía no podríamos hablar mas que de la incipiente formación de un asociacionismo étnico en La Rioja, si por tal se entiende la existencia de organizaciones de carácter étnico o de inmigrantes con un mismo origen nacional, residentes en La Rioja, y que actúan como el medio o instrumento para la defensa de los intereses colectivos de sus asociados. En este caso se encontraría ATIME y Asociación de Promoción Gitana.

Sin embargo, las organizaciones de inmigrantes en España parecen nutrirse de individuos pertenecientes a una nación, constituyendo asociaciones nacionales y no étnicas por el reducido número de individuos insertos en esta categoría (por ejemplo marroquíes, en vez de árabes y bereberes). Atendiendo al sentido nacional del asociacionismo étnico, podemos declarar que ATIME-Rioja es la única asociación étnica de La Rioja, sin menoscabar otro hecho como es ser el mayor colectivo de inmigrantes, solo hoy día amenazado por el crecimiento de inmigrantes de procedencia rumana,  y a despecho de que otras nacionalidades como las procedentes de America o la paquistaní, acaben organizándose asociativamente dado el crecimiento cuantitativo de estos  últimos años.

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[1] Referencia: 2001.GG.08.1368

[2] «Asocionismo étnico, identidad cultural y ciudadanía», en Bernuz, Mª J., y Susín, R. (2003): Ciudadanía. Dinámicas de pertenencia y exclusión. Logroño: UR, pp.155-172

[3] “Ciudadanía y participación: el caso de la inmigración”, en Martínez de Pisón, J., y García Inda, A. (2003): Derechos fundamentales, movimientos sociales y participación. Aportaciones al debate sobre la ciudadanía. Madrid. Dykinson, pp.235-265

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Estos días estoy finalizando la historia de Las Maestras (un análisis sobre la identidad de género y trabajo), gracias a la beca sobre el papel de la mujer en la historia de la ciudad de Logroño, cuya IX convocatoria gané con este tema el año pasado. Mi idea es terminar su redacción de forma inminente y sólo cuando se publique daré algunas de las conclusiones que he anotado sobre el tema. Desde luego mi interés por las maestras viene de lejos, en concreto de una línea de investigación que me ocupó los primeros años como docente de sociología de la educación con los estudiantes de Magisterio. Una línea que constituyó una reflexión sobre el Proceso de socialización del futuro maestro y profesor del recién estrenado siglo XXI, en que se ve inmerso desde su ingreso el primer año en Magisterio (en sus diferentes titulaciones), hasta su salida del mismo tres años después; es decir, una investigación sobre el proceso de socialización de los estudiantes de las Diplomaturas de Magisterio de la Universidad de La Rioja, y más concretamente, sobre los alumnos que comenzaron sus estudios el curso 1997/98 y los finalizaron en el curso 1999/2000.

Esta investigación comenzó a estructurarse gracias a la profesora Gloria de la Fuente Blanco con ocasión del encuentro de Sociólogos de la Educación celebrado en Jaca en septiembre de 1997, en que tuvimos ocasión de intercambiar diferentes puntos de vista sobre el proceso de evolución de los estudios y los estudiantes de Magisterio, coincidiendo en el interés por llevar a cabo un estudio comparativo entre la realidad del estudiantado madrileño que ella había investigado y el riojano. De este estudio longitudinal destacaré el interés por llevar a cabo un análisis descriptivo e interpretativo de las características de este colectivo, a partir de las cuales se pueden reconocer las características de la realidad sociocultural de los estudiantes que eligieron estas titulaciones; y, a partir de ésta, el proceso de cambio que se producía en función de su experiencia durante los años de estancia en la Universidad, en diferentes aspectos, tales como las actitudes y valores sociales, las preferencias de ocio y cultura, o el valor atribuido al asociacionismo, como modo de entender el grado de integración social.

Era el reconocimiento social del maestro, y por extensión de la diplomatura universitaria, lo que me invitaba a reflexionar sobre el proceso de socialización que se producía dentro de la Universidad a lo largo de los tres años de carrera, entendiendo este proceso, como una combinación entre la adquisición de unos conocimientos y una formación académica, con la adquisición de unas ideas o modelos acerca de la profesión, con la que los jóvenes se enfrentan al mercado de trabajo. Producto de los datos conseguidos de los dos cuestionarios elaborados y realizados en 1997 y en 2000, son las diferentes comunicaciones y artículos presentados durante estos años y que han culminado con el publicado (quizás algo tarde) el 2002 por la Revista Contextos Educativos nº 5, que lleva el título de “El aprendizaje de una profesión en la Universidad. Los maestros finiseculares”, que es un título que de algún modo engloba los objetivos de investigación inicialmente propuestos.

La primera comunicación presentada, fue al I Congreso de Educación en La Rioja, en marzo de 1998, con el título de “Los maestros de enseñanza infantil del año 2000”, que fue publicada[1] precisamente en 2000. Con parecido título “Los maestros del siglo XXI” presenté una comunicación en el VI Congreso Español de Sociología, celebrado en A Coruña en septiembre de 1998. Ya en 1999, con ocasión de la VII Conferencia de sociólogos de la educación presenté una comunicación sobre “La determinación del origen social en la elección de los estudios de Magisterio”, y que fue publicada[2] por el Departamento de Sociología y Política Social de la Universidad de Murcia ese mismo año. También en ese tiempo, en colaboración con el profesor de psicología Javier Escorza con quien un año después compartiría una ayuda a la investigación[3] para el proyecto titulado “Actitudes y valores del profesorado del siglo XXI”, presentamos una comunicación en el IX Congreso Nacional de Formación del Profesorado, celebrado en Cáceres, que llevaba el título de “El maestro del siglo XXI: datos para una reflexión sobre el influjo de la experiencia en la formación del maestro”, y que fue publicada[4] en la Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado.

Otros Congresos a los que asistí con comunicaciones realizadas a partir del mismo proyecto de investigación son, el I Congreso sobre los Valores en la Ciencia y la Cultura celebrado en León, en septiembre de 2000, donde en compañía del profesor Javier Escorza, presentamos la comunicación “Actitudes y valores del profesorado del siglo XXI”. Por mi parte acudí a la VIII Conferencia de sociólogos de la educación celebrada, también en septiembre de 2000, en Madrid, con la comunicación que llevaba por título “Universidad y cambio social: la socialización del estudiante de Magisterio”. Un mes después me presentaba al Congreso Nacional de Educación celebrado en Burgos con la comunicación “Los maestros finiseculares. Un perfil de los diplomados universitarios”. Finalmente, en el VII Congreso Español de Sociología celebrado en Salamanca, en septiembre de 2001, presenté la comunicación “La experiencia universitaria y el cambio en los valores y actitudes de los estudiantes de Magisterio y Trabajo Social”.

Si varias han sido las comunicaciones presentadas a diferentes Congresos y reuniones de sociólogos de la educación, pues la educación es el interés objetivo de los estudiantes de Magisterio, también llevé los mismos cuestionarios aunque adaptados, a los estudiantes de Trabajo Social. De ese modo presenté dos comunicaciones, una al II Congreso de Escuelas de Trabajo Social celebrado en Madrid en septiembre de 1998, con el título de “Los valores del trabajador social en el año 2000”, y otra al IV Congreso de Escuelas de Trabajo Social celebrado en Alicante en abril de 2002, con el título “La incidencia de la formación en la práctica del trabajo social” y que ha sido publicado[5] por la Escuela Universitaria de Trabajo Social de la Universidad de Alicante.

Este estudio longitudinal sobre los estudiantes de Magisterio y Trabajo Social que empezó el curso 1997/98 y que culminó en junio de 2000 mientras realizaban el prácticum de maestro o las prácticas de trabajo social, debió continuar el otoño de 2003 a fin de reconocer los procesos de inserción laboral de los mismos, y haberlo realizado si hubiera encontrado los recursos y el tiempo necesario para finalizar esta investigación. Pero paar entonces ya estaba enfrascado en otra línea de investigación que igualmente he sostenido en el tiempo y que hace referencia al fenómeno de las migraciones. Pero sobre esto me tomaré mi tiempo pues ya son varios los trabajos y las publicaciones que han aparecido desde entonces.


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[1] ISBN: 84-699-1790-0

[2] ISBN: 84-699-2050-2

[3] API-00/A08 de la UR

[4] Universidad de Zaragoza (AUFOP), Vol. 2, nº 1. ISSN:1575-0965

[5] Universidad de Alicante (2002). ISBN: 84-7908-687-4

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En este momento estoy ultimando el estudio sobre las Maestras que he subtitulado como «un análisis sobre la identidad de género y trabajo»,  donde expreso mis hipótesis acerca de cómo la mujer ha ido conquistando el espacio público, que en una sociedad tradicional de ideología patriarcal siempre ha estado en manos de los hombres, a través de la toma de posiciones en ámbitos laborales y profesiones que el hombre cedía o permitía (a veces no sin resistencias), y que posteriormente ha dominado, aunque sin haber conseguido romper del todo el techo de cristal sobre el control y dirección en la administración de esas profesiones. Pero si estoy en estos temas ahora, es porque ya 1991, aprovechando que la Consejería de Salud y Servicios Sociales había convocado una beca-concurso sobre temas relacionados con la mujer, me presenté con un proyecto que a la postre gané. Este proyecto titulado “Informe estadístico sobre la situación social de la mujer en La Rioja (1980-1990)”, permitiría a la Consejería y al Centro Asesor de la Mujer partir de una base estadística contrastada sobre la que planificar las acciones necesarias en materia de políticas de igualdad. Con este trabajo[1] iban a conseguir una aproximación a las estructuras socioeconómicas sobre las que se asentaba el status de la mujer riojana e iba permitir ulteriores estudios en profundidad sobre las condiciones que originan la discriminación, y en ocasiones la marginación de la mujer. El índice de recogida de datos abarcaba un capítulo sobre demografía y mujer; el cambio demográfico y la condición de la mujer según la encuesta de fecundidad de 1985; la mujer y la educación, y actividad, ocupación y paro entre las mujeres. Otros trabajos han seguido a este Informe estadístico, y si no me he especializado en una línea de investigación sobre temas de género, es porque soy de espíritu disperso y a veces contradictorio, y por un falso pudor proveniente de la idea de que quien mejor puede saber o entender de cuestiones de género tiene que ser una mujer. Y esto es rotundamente falso, pero ahí estamos.


[1] Ochenta y tres páginas mecanografiadas con cuadros estadísticos

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