Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘Video’

Con anterioridad he hablado de mi entrometimiento en aventuras en que la cultura popular fue el objeto de mis intereses investigadores, pues bien, otra aventura distinta a la del pan la constituyó la trashumancia riojana, y me explico. En ese periodo de dedicación al Museo Etnográfico fui contratado por la Consejería de Cultura para llevar a cabo una labor de divulgación sobre la trashumancia riojana en compañía del conservador y artífice de la exposición. El proyecto consistía en montar una Exposición en algunas de las cabeceras de comarca de los valles riojanos (Nájera, Ezcaray, Villoslada, San Román, Arnedo y Cervera), mantenerla durante una semana, y en el intervalo llevar a cabo la difusión de dos videos por los pueblos de cada valle, uno sobre la trashumancia riojana y otro el mencionado sobre el pan.

Montar una exposición etnográfica no significa diseñar el montaje, determinar los contenidos u organizar el espacio, sino que significa clavar, coser, grapar o pegar los objetos en los paneles; escribir, editar e imprimir los textos que irán enmarcados, pegados o colgados en paredes, paneles y caballetes. Significa limpiar, tratar y encerar las piezas, o vestir maniquíes, o finalmente, empaquetar y organizar todo en cajas para su traslado, y como colofón, cargar y descargar estas cajas y paquetes del camión contratado para su traslado. No es pues la labor brillante y limpia que se le supone al comisario de una exposición, sino una más sucia y oscura que se corresponde con el trabajador cultural multiuso. En la actualidad se ha creado un Museo de la Trashumancia en la antigua Venta de Piqueras, nada más atravesar el puerto que lleva el mismo nombre. Pues bien, la base argumental y de contenidos de ese Museo, es la que en los años ochenta estuvimos paseando por la geografía riojana mi amigo José Luis Gil Valgañón y yo.

Dado que esta actividad de montaje y desmontaje la habíamos solucionado en el tiempo récord de dos días, a lo sumo tres, la Consejería nos compensaba con el recital de visitas populares, donde televisor y video en ristre reuníamos a prácticamente toda la población existente en más de cincuenta localidades[1]. Hay que entender que en 1983 muchos pueblos no contaban ni siquiera con luz a 220 voltios (cosa que descubrí después de quemar el video un par de veces), ni por supuesto televisión como no fuera en el bar o el teleclub; y que nuestra llegada a última hora de la tarde, cuando las tareas cotidianas habían finalizado, constituía un acto extraordinario. Pues bien, toda aquella actividad divulgadora fue aprovechada para contrastar nuevas informaciones sobre la elaboración del pan, sobre la actividad pastoril, o sobre otras cuestiones que como investigador me ocupó esos años, ya que nunca volvería a disponer de un público informador más entregado.


[1] Algunas solicitaron nuestra visita ante el eco que nuestra aparición en aquellos pueblos olvidados había suscitado. El Consejero de Cultura, atento a las demandas populares de entonces, nos ofrecía unas dietas extras por visitarlos.

Read Full Post »